Sin palabras
me levanté
esta mañana,
ya qué la muerte
estaba allí
en la pantalla
justo fuera de mi ventana.
Los niños, los inocentes
aquellos que más
deberían vivir,
piel y huesos
van a fallecer
por la horrorosa guerra.
No hay nada que decir:
sin piedad
sin justicia
sin vergüenza
cada día que pasa
la humanidad
se va escondiendo por el miedo
de los bombardeos,
se dobla a la barbaridad
de los prepotentes,
se tumba en el barro
de los escombros
de la democracia mundial.
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